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06/07/2013 - DIARIO EL LITORAL
(Nosotros)

Agradecido de la guitarra



De la mano de Lito Nebbia y Alberto Rojo, el santafesino Rubén del Solar está terminando un nuevo CD, con clásicos y nuevas perspectivas estilísticas.

TEXTOS. IGNACIO ANDRÉS AMARILLO. FOTO. GENTILEZA RUBÉN DEL SOLAR

El folclorista santafesino Rubén del Solar está grabando un material discográfico, con perspectivas de editarlo antes de fin de año. En el mismo participan Lito Nebbia, Alberto Rojo y otros invitados.

Nosotros dialogó con el artista para conocer más sobre el proyecto.

- ¿En qué estado está el disco?

- Está bastante avanzado: faltaría grabar un tema con María Ofelia, vamos a hacer una regrabación de la “Costerita”. Fue la primera que la grabó, hace por lo menos 30 años; la vamos a hacer de nuevo, en una versión más aggiornada. He grabado en Uruguay con los amigos guitarristas de Zitarrosa, fui a actuar y grabé cinco temas.

Yo quería abrir un poco la cabeza a cosas nuevas, he participado de reuniones como para hacer algo nuevo, entonces hablé con Lito Nebbia, el tiene una “Nueva zamba para mi tierra”. Es un tema hermoso, pero él lo hace bien rockeado. Entonces le hablé, le dije si quería participar como músico invitado en mi CD y me dijo que sí.

Entonces le dije que mirara mi página para vea la onda que yo tenía, y para sacarme de ese lugar sin ponerme del otro lado: no porque no me guste, sino porque no lo sé hacer. El me dijo: “Dame un tiempo, yo te hago unos arreglos, te estudio el estilo, como para que esta zamba no pierda la novedad que tiene y quede más o menos dentro de lo tuyo”.

Fue muy generoso, porque no me cobró nada más que las horas de grabación, cosa que yo no esperaba.

JUNTO A LITO

- Grabaron en su estudio...

- Sí, en Melopea. Aparte descubrí una persona... No lo conocía, le escribí al correo a ver qué pasa. Él estaba en Río Negro actuando cuando me escribió: “Dejame llegar a Buenos Aires, dentro de 20 días, y ahí veo qué puedo hacer”. Después me dijo: “La hora de grabación sale tanto, van a haber cuatro músicos, ya más o menos estuve pensando lo que puedo hacer, si querés me pongo a trabajar”. Metió teclados, guitarra, flauta traversa y percusión.

Hizo una cosa increíble. Y fue muy inteligente, porque al cabo de un mes me mandó la pista sola y una pista donde él canta, como voz de referencia para poder manejarme. Menos mal, le digo “me sacaste de la cuadratura” (risas). Es poético para explicar las cosas musicales, porque me dijo: “Yo te pongo una alfombra para que tu voz vaya caminando por ahí arriba”. También me dio la partitura de los arreglos, y un playback por si lo necesito para cantarlo por ahí.

Ensayé mucho con la voz de él, para meterme en el tema. Me lo mandó a fines de febrero, y lo grabamos en mayo: viajé a Buenos Aires. “Cuando vos te sientas cómodo me decís una semana antes y te reservo el estudio”, me dijo. Aparte durante estos dos meses que yo lo estuve preparando me iba mandando mails, para saber cómo iba la cosa: “Todo va a salir bien, yo voy a estar todo el día con vos”.

Estuve tres días allá, fue regeneroso, amplio, me hizo conocer el estudio, que antes era la casa de la madre. Me cebaba mates mientras practicaba, me hizo una preparación psicológica. Al mes me escribió para preguntarme cómo me sentía: “¿Te parece que puede andar?”. “Mirá, se puede mejorar”, le comenté. Me contestó: “Sí, si la hacemos dentro de dos meses va a salir mucho mejor; si querés hacerla de nuevo yo no te cobro las horas; pero no seas tan autocrítico: yo compraría ese CD”. “Ya tengo uno vendido”, le dije. Y como le había llevado una caja de alfajores, dado el gesto, me dijo: “Te aviso que se me terminaron los alfajores” (risas).

Después le comenté que había visto otro tema de él que me había gustado mucho, “El bohemio”, y me dijo: “‘El bohemio’ te espera, lo hacemos más adelante”. Sobre el final, cuando ya me venía, me dijo: “Yo estuve esperando hasta lo último que me invites a la presentación del CD; como no me decís nada me invito yo. Avisame dos meses antes y voy, y vamos hacer un jueguito sobre el final”.

El otro que participó también es Alberto Rojo. Con él nos conocimos hace cuatro años, vino a dar una charla sobre acústica y sonido: como es físico nuclear...

GUITARRA EN ROJO

- Es físico y músico...

- Y pintor, es un genio. Ahora vino a la Feria del Libro a presentar “Borges y la física cuántica”. Vino al Instituto de Música y después de la clase de acústica y sonido, tocó la guitarra, cosa que no sabía que hacía...

Después vi que había grabado con Pedro Aznar, con Charly García. Entonces, mientras chateaba, le mandaba cosas del Litoral que le interesaban, y le dije: “Tengo ganas de invitar a un músico que vive en Estados Unidos, que es físico nuclear”. Me dice: “No me doy cuenta quién puede ser”. “Te pongo las iniciales: A.R.”. “No caigo”. “Cómo, dicen que sos tan inteligente...”, le respondí. “No hay ningún problema, Rubén: el tema mío es la agenda, porque estoy recomplicado (vive en Michigan); y cuando voy a Buenos Aires me tironean de todos lados. La posibilidad sería en mayo, que voy a la Feria del Libro. Decime cuándo grabás con Lito y dispongo un día para vos”. Arreglé con Lito, grabamos el 14 de mayo, y el 13 grabamos con Alberto. Quedó encantadísimo con el estudio también.

Llegué el domingo 12. “Avisame cuando llegás y a la noche te venís a mi departamento y ensayamos”, me avisó. Ahí no toqué la guitarra, él me acompañó: hizo cosas muy lindas. Ensayamos una hora el domingo, y al otro día entramos a grabar, y quedó muy lindo.

- ¿Qué grabaron?

- Él y Pedro Aznar le pusieron música a un poema de (Atahualpa) Yupanqui, donde le hace un agradecimiento a la guitarra. Se llama “Gracias, guitarra”, y ellos, como no podían ponerle el mismo nombre, le pusieron “Te digo gracias, guitarra”. Grabé ése porque creo que va a ser el título del CD. Yo también voy a hacer un agradecimiento porque ya son casi 40 años con esa compañera, por muchos lugares, recorriendo parte del país y afuera también. Y me parece que me calzaba justo.

Aparte en este CD hago tres solos de guitarra, cosa que no había hecho antes.

MÁS INVITADOS

- Hay más virtuosismo...

- Hago un tema de Carlos Guastavino, uno de Eduardo Falú y uno de Yupanqui también. María Ofelia y Lito Nebbia van a venir, los uruguayos también, todos menos Alberto. Me dice: “¿El 60 me deja cerca?” (risas).

- ¿Cuántos temas va a tener el disco?

- Catorce. Me falta grabar la “Costerita” y “El violín de Becho”, que lleva flauta traversa y violín.

- ¿Quiénes serían los músicos?

- Yo ya lo hice en el Municipal, hace como tres años. Van a tocar Gabriela Romero en flauta y Luis Rivoira en violín. La vez pasada, cuando grabé con (Jorge) Fandermole, me parecía que era el techo, y ahora subimos un poco la apuesta.

- No porque Fandermole esté mal...

- No, por supuesto. Pero tenerlos a Nebbia y a Rojo, que todo lo que hace lo hace bien... Y qué decir de Nebbia... Me regaló el primer disco de Los Gatos Salvajes, que no se puede conseguir.

Los folcloristas a ultranza me van a criticar en algún tema, pero a mí me interesa no estar encerrado, porque no es así la vida, y menos la musical. ¿Hasta cuándo voy a estar en Mi mayor? (risas). Si no, uno se duerme, y va a ser una sorpresa para la gente.

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